Ilustración Bernardino Rivadavia |
La vida le resultaba harto reiterada.
Un instante en que las cosas se hacen imprecisas inicio el intento.
Valiéndose del azar y materiales, se puso a construir tramos y recodos, pero cuando cansado dio al principio, le resulto tan fácil que se avergonzó de su obra. En la mañana siguiente continuó prolongando vericuetos, pero siempre el simple cansancio lo llevaba al punto de partida. Intento entonces el alcohol, bebió cuanto pudo mientras prolongaba la sinuosidad de los muros, pero una vez que la embriaguez se desvanecía, arribaba a la salida sin proponérselo. El sumirse en los humos de la pira de cáñamo lo llevo a la risa sin sentido, sumándose los recovecos, pero con la boca reseca y un malestar muy hondo se encontraba nuevamente ante la prolongada existencia.
Entonces reflexiono, meditó un largo pasillo de empeño, tozudez, voluntad, recto. Y jamás volvió al mundo
No hay comentarios.:
Publicar un comentario